4. 

Diagnóstico, manejo y tratamiento de pacientes con Enfermedad de Chagas en un escenario epidemiológico de alta endemia.
 
4.b. La enfermedad de Chagas en consulta médica de centros
de salud de escenarios de alta endemia chagásica.

En función de las posibilidades e intensidad de la transmisión activa, en las áreas de alta endemia de la ECH se conforman distintos perfiles clínicos de la consulta médica. Los elementos epidemiológicos concernientes a la transmisión activa y de alta intensidad corresponden en general a elevadas tasas de infestación triatomínica, en viviendas rurales u periurbanas, de baja calidad.


Las diferentes modalidades clínicas y evolutivas suelen ser:

  • Pacientes en etapa aguda (por cualquiera de las vías de transmisión: vectorial, transfusional, congénita, accidental, otras vías).
  • Pacientes crónicos (asintomáticos), en la forma crónica indeterminada.
  • Pacientes crónicos (sintomáticos), en las formas cardíaca, de megaformaciones viscerales o mixtas.
  • Pacientes en forma crónica reactivada (por co-infecciones HIV, transplantados, por influencia de drogas inmunodepresoras, etc.). Esta última situación en general ocurre en el ámbito urbano, sobre chagásicos crónicos , en edad adulta.

En centros de atención médica, de áreas de alta prevalencia, la frecuencia esperable de presentación, de estas formas evolutivas, generalmente se ordenaría como:

  1. En áreas de transmisión activa reciente (fronteras agrícolas, por ejemplo): si es alta la intensidad de transmisión, lo más típico es la ocurrencia de casos agudos en niños de baja edad; situación en que son más evidentes los síntomas de esta forma y su grado de morbilidad y mortalidad es mayor. Si se trata de áreas “nuevas”, pocas formas crónicas evidentes serán detectadas, como consecuencia de falta de tiempo para su evolución (salvo que ocurran muchos casos crónicos antiguos, migrados de otras regiones).
  2. En áreas de transmisión más antigua, y sin presión vectorial elevada, pueden ocurrir también casos agudos en jóvenes y adultos jóvenes, junto a casos crónicos de distinta intensidad. De acuerdo con la ocurrencia de cuadros clínicos más severos, principalmente de cardiopatía y megacolon, la mortalidad por ECH suele ser importante.
  3. En áreas endémicas antiguas y bajo control efectivo de transmisión, el panorama más común es la ausencia de casos agudos y de crónicos en baja edad, siendo remanentes los casos crónicos en adultos de distintas edades y gravedad clínica, también presentándose
    mortalidad expresiva por enfermedad de Chagas.

 

Tales distribuciones y frecuencias generan, en estas áreas de elevada endemicidad, algunas consecuencias y necesidades sociales, administrativas y cognitivas tales como:

  • Un progresivo conocimiento de la enfermedad y sus manifestaciones clínicas, por parte de la población y de las autoridades sanitarias, lo que facilita en parte la necesaria vigilancia epidemiológica.
  • La necesidad de una planificación de la capacidad diagnóstica de los laboratorios y servicios médicos en el tema, con vistas a enfrentar la enfermedad y el cuidado de los ya enfermos (crónicos y agudos).
  • En particular, la necesidad de una acción concreta de prevención de nuevos casos, producidos por las distintas formas de transmisión, especialmente la vectorial, la transfusional y la congénita. Para esto, la detección de casos nuevos (agudos) ha sido históricamente muy importante en los países endémicos, como fuente de delimitación de bolsones de transmisión activa, y como elemento de denuncia y estudio de situaciones de riesgo. En tal sentido, han sido empleadas tanto la búsqueda activa de casos agudos (mediante concientización de la población y de los clínicos, laboratoristas y hemoterapeutas)
    como la realización de encuestas serológicas en poblaciones específicas, principalmente de baja edad.

 

La historia natural de la ECH...


Corresponde a una lógica clínico-evolutiva que empieza con la contaminación del individuo por Trypanosoma cruzi, y prosigue por la vida del infectado hasta su curación o muerte, conforme el balance entre el organismo y la enfermedad. Enseguida, se apuntan algunos elementos prácticos concernientes al manejo de la enfermedad en áreas de alta endemia, conforme el grado y el estadio clínico de la infección. Debe señalarse que los procedimientos y estudios en las áreas de alta endemicidad son los mismos ya descritos líneas arriba para áreas de baja ndemicidad, variando solamente algunos puntos de naturaleza cualitativa (la ocurrencia de casos agudos) y cuantitativos (mucho mayor prevalencia de la infección en individuos de baja edad, lo que presupone también mayor riesgo de transmisión transfusional y congénita). tanto por la susceptibilidad a la infección como por la probabilidad estadística de que bajo gran presión triatomino-tripanosómica muy pronto se infecten los niños. Ya bajo una presión de infestación discreta, hay necesidad de continuada exposición a los contactos infectantes, lo que resulta en años.

 

 

Casos agudos y congénitos

Como ya fue mencionado, de acuerdo al tiempo de infección y el grado de la transmisión, en estas áreas pueden ocurrir más o menos casos agudos y también variaciones de presentación clínica en los pacientes crónicos. En general, altas presiones de transmisión resultan en un número significativo de casos agudos, especialmente de baja edad y con elevadas tasas de morbilidad y mortalidad. Son situaciones correspondientes a muy altas tasas de infestación
intradomiciliaria por vectores antropofílicos infectados, principalmente de las especies Triatoma infestans (Cono Sur de América) y Rhodnius prolixus (Venezuela, América Central y sur de México).

 

Las pistas y vías de descubierta de los casos agudos, en zonas de mayor endemicidad, han sido muy variadas a lo largo de la historia. En zonas de alta transmisión, por afectar mayormente los niños, son los pediatras quienes acaban teniendo las mejores oportunidades, debiendo por lo tanto ser sensibilizados y capacitados para esto. En general, se trata de niños afectados por fiebres largas y persistentes, con o sin puerta de entrada de la infección, pero también, aquellos afectados por el complejo oftalmo-ganglionar (“signo de Romaña”), que es el más característico y llamativo de los “chagomas”.

 

También ocurren descubrimientos casi accidentales, a través de la detección del parásito en frotis para leucogramas o investigación de plasmodios en pacientes febriles. Por otro lado, la infección congénita, también interesa a los pediatras, especialmente a los neonatólogos, cuando son aparentes los cuadros clínicos, principalmente aquellos caracterizados por prematurez, fiebre de larga duración y hepato-esplenomegalia. La ocurrencia de casos congénitos, sin embargo, puede darse también en áreas no endémicas, mediante la migración de embarazadas infectadas. Pragmáticamente, la detección de cualquier caso agudo, presupone la obligatoria investigación epidemiológica, con los objetivos de aclarar y eliminar la fuente de transmisión y de detectar otros casos agudos, que suelen pasar desapercibidos o inaparentes.

 

 

Casos crónicos

Conforme los factores epidemiológicos involucrados y dominantes, las vías de detección de casos crónicos, en las zonas de alta endemicidad, son variadas, con predominancia de dos principales:

  1. La demanda directa de casos sintomáticos a la consulta médica
  2. La detección de individuos seropositivos en tamizage rutinario de bancos de sangre.

También aparecen casos en rutinas de prospección laboral, en encuestas regulares de prevalencia y en casos de demandas puntuales de serología, por cuenta de antecedentes familiares y personales. Los profesionales más presentes, en la detección de los casos crónicos, suelen ser los médicos generales en las pequeñas municipalidades, seguidos de los cardiólogos, en centros urbanos más grandes.

 

En lugares, con mayor prevalencia de megaformaciones digestivas, también los cirujanos generales y gastroenterólogos son muy solicitados. Sin embargo, con la progresiva rutina implementada en los bancos de sangre, un número muy significativo de casos de forma crónica indeterminada están siendo detectados en todo el Continente. Finalmente, se menciona la práctica (desafortunadamente equivocada) de la inclusión de serología obligatoria en rutinas pre-laborales, en varias regiones endémicas, lo que resulta en detección de infectados y también
en perjuicios sociales lamentables para los pacientes.