Estos escenarios están
dispersos en Latino América, desde México hasta la
Patagonia, donde se mezclan los ciclos selvático y doméstico
de Trypanosoma cruzi. El primero involucra, en espacios naturales
de circulación de este parásito, a los insectos vectores
(Hemiptera, Reduviidae, Triatominae) y reservorios naturales (pequeños
mamíferos).
El ciclo doméstico de la enfermedad,
contempla al hombre infectado en regiones de pobreza y viviendas
de mala calidad. Aunque la dispersión del ciclo silvestre
sea muy amplia, y contemple prácticamente todos los países
entre los EEUU y Tierra del Fuego, incluye do el Caribe, la enfermedad
humana concentra su transmisión natural en los países
latinoamericanos continentales, entre los cuales, algunos están
en condiciones de mayor endemicidad, por cuenta de la influencia
de factores bio-ecológicos (domiciliación y mayores
densidades vectoriales), antrópicos, políticos y socio-económicos.
Importa aclarar que no existen, de hecho y por entero, “países
de alta endemicidad”, pero sí subregiones dentro de
los países, que son bolsones de alta transmisión y
endemicidad. En tal concepto, también han de mencionarse
regiones con muy elevadas tasas de transmisión e impacto,
en el pasado, que mediante programas de control o cambios socio-económicos
intensivos en el presente se encuentran indemnes de la enfermedad.
De manera muy general, los bolsones de alta
endemia han sido identificados en México, El Salvador*,
Guatemala, Honduras, Costa Rica*,
Panamá*
, Venezuela, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Paraguay,
Brasil y Argentina. Uruguay, Chile y extensivas áreas de
Brasil ya se encuentran bajo efectivo control y , por lo tanto,
hoy día presentan mínima endemicidad.
Los escenarios de alta endemia en general corresponden a
las áreas socialmente más deprimidas e infestadas
por los insectos vectores de la ECH, siendo sus características
básicas, las siguientes:
- Alta prevalencia de la infección
tripanosómica humana e infestación significativa
de las viviendas por los insectos vectores. Son regiones
en donde, bajo condiciones ecoepidemiológicas favorables
a una intensa transmisión natural de la enfermedad, no
hubo o han sido insuficientes las necesarias acciones y actividades
para detener o minimizar la incidencia de la tripanosomiasis en
las poblaciones humanas, de esto resultan elevados grados de la
infección chagásica, con variable morbilidad. En
general, este cuadro se asocia con zonas rurales (o periurbanas)
pobres y con viviendas humanas muy precarias, e infestadas por
el triatomino vector. Particularmente en las zonas de transmisión
activa, son significativas las tasas de triatominos colonizados
en el interior o peridomicilio de las viviendas, con tasas importantes
de infección por el parásito Trypanosoma cruzi.
En cerca de 138 especies descritas de triatominos, la mayoría
corresponde a vectores selváticos, en general asociados
a aves. Las principales especies, que transmiten la Enfermedad
de Chagas Humana (ECH) en las Américas son: Triatoma infestans
(Cono Sur, Bolivia y Perú), Panstrongylus megistus, Triatoma
brasiliensis y Triatoma sordida (Brasil), Rhodnius prolixus (Venezuela,
Colombia, América Central y parte de México), Triatoma
dimidiata (Ecuador, Colombia, América Central y parte de
México) y complejo Phillosoma (México)
- Ocurrencia de casos agudos de
la enfermedad
La detección de casos agudos presupone la ocurrencia de
transmisión activa del T. cruzi al ser humano, por cualquiera
de sus formas habituales de transmisión (vectorial, transfusional
o congénita), aunque también son posibles formas
raras y alternativas como: vía oral, accidental en laboratorio,
por transplante de órganos, etc.. En zonas endémicas,
con infestación vectorial, naturalmente serán más
comunes los casos de transmisión vectorial, generalmente
en niños y jóvenes, con fiebre y signos de puerta
de entrada (estos a veces ausentes). Los casos son más
frecuentes en los meses de verano y con calor, en función
de la mayor actividad biológica del vector. Los casos agudos,
en general son poco detectados por razones de baja sintomatología,
desconocimiento y falta de acceso a los servicios. En niños
más pequeños, la morbilidad es mayor, correspondiendo
su detección a los pediatras y clínicos generales.
También es más significativa la mortalidad en esta
edad, llegando al 10% o más de los casos conocidos.
- Los casos clínicos crónicos
compatibles con la etiología chagásica son frecuentes.
En áreas de transmisión más antigua (por
lo menos 20 años), consecuentemente, son más evidentes
los casos crónicos de la enfermedad, especialmente aquellos
sintomáticos que buscan atención médica,
predominando la detección en adultos. En áreas de
transmisión muy reciente, por la lentitud de su evolución,
los casos son poco detectables y suelen predominar en edades más
bajas.
- Mayor frecuencia de pacientes
crónicos en la consulta médica.
En las consultas médicas, en general son más evidentes
los casos de cardiopatía chagásica (cuadros arrítmicos
y/o de insuficiencia cardíaca), siendo menos frecuentes
los cuadros digestivos (megaesófago y megacolon). La enfermedad,
provoca demanda específica por internaciones hospitalarias
y por beneficios de seguridad social, también aparecen
laudos médicos para evaluación de aptitud laboral.
También se detectan a menudo casos asintomáticos
entre donantes de sangre que hacen las pruebas serológicas
en servicios de hemoterapia.
- Mayor frecuencia en consultas
por transmisión congénita u transfusional.
Tanto la mayor prevalencia de la tripanosomiasis entre
mujeres embarazadas, como entre donantes de sangre, en áreas
o países endémicos naturalmente debe generar mayor
frecuencia de transmisión de la ECH, por las rutas congénita
y transfusional. Los mayores encargos para su detección,
caben respectivamente a los pediatras y clínicos, quienes
deben sospechar y investigar la ECH en los pacientes (sintomáticos
o no) que presenten los antecedentes pertinentes o serología
positiva. Se debe recordar que con la globalización y migraciones
internas, las dos formas de transmisión pueden ocurrir
en áreas urbanas y sin transmisión vectorial, aún
en países no endémicos.
- Mayor mortalidad por ECH.
Como consecuencia de la morbilidad, la ocurrencia de mortalidad
por ECH es más detectables en las áreas endémicas,
correspondiendo generalmente a causas cardíacas entre adultos
jóvenes y de mediana edad. Llama la atención, los
casos de muerte súbita entre individuos aparentemente sanos,
y por insuficiencia cardíaca refractaria, entre personas
jóvenes. En algunos lugares, son también importantes
las muertes por fenómenos trombo-embólicos y por
complicaciones del megacolon, especialmente el vólvulo
de sigmoides.
- Mayor disponibilidad de información
sobre el tema de la ECH en el personal de salud.
Generalmente, la ocurrencia de la ECH genera demanda específica,
y mayor actividad de atención médica en las regiones
más afectadas, especialmente con relación a los
cuadros clínicos más prevalentes y su manejo. Sin
embargo, en áreas de introducción reciente y áreas
no estudiadas, es posible que el personal de salud desconozca
la ECH hasta por algunas décadas, por falta de información
y de demanda de atención.
- Mayor grado de información
sobre la ECH en la población general.
Aunque es generalmente limitado, el grado de escolaridad las poblaciones
más expuestas y afectadas por la ECH, sus conocimientos
sobre la enfermedad y sus síntomas o expresiones epidemiológicas
suelen ser marcantes y de fácil constatación. Los
elementos en general más palpables son el insecto vector,
la muerte súbita, los cuadros de insuficiencia cardíaca
y algunos síntomas clínicos como la disfagia, los
edemas, las palpitaciones, el estreñimiento y el vólvulo.
- Mayor capacidad diagnóstica
para la ECH.
Consecuentemente, a la demanda médica y a eventuales programas
de control, ha crecido en toda Latinoamérica la capacidad
de diagnóstico de la ECH, sea por mejor sospecha clínica,
sea por aumento en la cantidad y la calidad de los laboratorios
clínicos. En particular, la organización de los
laboratorios oficiales (LACENs) de diagnóstico y el incremento
de la preocupación y detección de la infección
en bancos de sangre, han contribuido de forma importante para
esto, así como también la mayor disponibilidad de
reactivos y técnicas de diagnóstico. Por el ángulo
económico, en estos tiempos de globalización y de
economías de mercado, indudablemente hay intereses y ganancias
específicas respecto al diagnóstico de enfermedades
prevalentes, a nivel de servicios y mercado de reactivos, lo que
estimula la iniciativa privada y eleva la oferta de diagnóstico.
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